Dos años han pasado ya desde aquel fatídico día en que Gabriele Sandri decidió viajar a Milán a seguir a su equipo, la Lazio.
En un área de servicio, encontró la muerte. Mejor dicho, la muerte le encontró a él. Un policía, un héroe de la justicia, de la seguridad ciudadana, UN AUTENTICO HIJO DE LA GRAN PUTA, segó su vida de un disparo. Valiente hijo de puta.
Dos años después, la vida sigue igual, sigue sin haber justicia, ya que la única justicia que habría sería tan sencilla como una guillotina, pero evidentemente no es asi.
Solo queda recordarle por muchos años que pasen, ya que aquella mañana fue Gabbo, pero mañana podrías ser tú.
Gabriele, estés donde estés, "vola un aquila nel cielo". Descansa en Paz.
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